Contar con adolecentes en las Iglesias es un privilegio muy grande, pues ellos se constituyen en el zason de las Iglesias, su fuerza, disposicion, y energia, nos hace sentirnos contagiados con cada cosa que ellos hacen, hace poco estos adolecentes de mi Iglesia participaron en un coro, y algunas actividades que nos deleitaron con su creatividad.
A la mayoria los hemos visto crecer dentro desde hace algunos años, dedicarles tiempo es algo muy sabio.
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